Algo de mi

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Cumbres de San Bartolomé es una Villa de la provincia de Huelva, partido judicial de Aracena, situada en la parte occidental de la Sierra en una altura con declive al Oeste, a 582 metros de altitud, bastante ventilada y con clima sano, a 140 kilómetros de la capital y con una población actual de 587 habitantes. Va haciendo frontera por el N. con la Comunidad Extremeña mediante el río Sillo, limita al O. con Encinasola, al E. con Cumbres de Enmedio y Cumbres Mayores y al S. con La Nava y Aroche. Su arquitectura es sencilla, de casas blancas, generalmente de un solo piso “con doblado que servían para depósito de granos y semillas” (Madoz), con calles despejadas y alegres, tres plazas ajardinadas distribuidas en puntos diversos y una fuente antigua de donde se surtían los vecinos en tiempos pasados y que aún sigue usándose por la gran calidad de sus aguas, a pesar de la instalación de agua corriente en cada casa. “Pasa por su término, a distancia de una legua, la Ribera de Múrtiga, de bastantes aguas y curso perenne. Marchando en dirección O. por el Norte, como antes se describe, corre el río Sillo, de crecido caudal, pero interrumpido su curso en las estaciones calurosas, y es confluente con la ribera arriba mencionada” (Madoz). “El término es de montaña casi en su totalidad, con algunas llanuras. Son ramificaciones de Sierra Morena que, unida a los Picos de Aroche y Encinasola se introducen en Portugal formando la Cuenca del Guadiana” (Madoz). Las principales alturas son: Al Sur la Sierra del Álamo (628 m.) y Pico del Cañito (573 m.); al Se., el Pico de Montoso (672 m.); al Este el Palo Ahorcado (616 m.); al Oeste la Alcornocosa (591 m.) y los Rochos del Puerto (550 m.). La totalidad de su término (14.200 Has.) forma parte del “Parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche”, y está sembrado de cortijos y restos de antiguas chozas de pastores. “El terreno generalmente es flojo, árido y en parte estéril y su fertilidad puede graduarse en proporción de 5 fanegas por una” (descripción de Madoz en el s. XIX). “Actualmente el término está constituido por extensos encinares adehesados, que conforman su mayor parte, la gran vegetación de la Ribera (álamos, mimbres, alisos, sauces y chopos) y pequeños cercados de almendros, olivos y secano. Todo este entorno conforma un paisaje idóneo para el disfrute pausado de la naturaleza. Este ecosistema fue seriamente dañado por el voraz avance del Eucalipto hace unas décadas, aunque quedó contenido no afectando a demasiada extensión en esta zona. Quede como caso patético e ilustrativo la completa destrucción de la Dehesa Los Valles” (M. M.). Geológicamente su territorio se remonta, en su mayor parte, al período Cámbrico, hace más de 500 millones de años. Posee dos franjas de roca de tipo granítico que a veces asoman a la superficie en la parte central y norte. Son frecuentes las pizarras, areniscas y calcitas.En definitiva suelos en general muy pobres para la agricultura y más aptos para la arboleda.
RAICES HISTÓTICAS
Al estar la historia de Huelva inmersa en la esfera absorbente de Sevilla, la historia de Cumbres de San Bartolomé hay que buscarla en notas y pinceladas donde algunas veces aparece o hace referencias a estas tierras y sacar conclusiones de ello” (M. M.). Según el libro “Huelva, población y estructura” de Vicente Cortés Alonso, Cumbres de San Bartolomé aparece como de Huelva por primera vez en una lámina cartográfica (el mapa de Hortelius) hecha en 1.579: Entre otros se incluyen Cumbres de Enmedio, Cumbres Mayores y Cumbres de San Bartolomé. Los archivos de la Parroquia y del Ayuntamiento comienzan a mediados del Siglo XVI. “Documentos y papeles contenidos en un estante que existía en la Iglesia Parroquial de San Bartolomé fueron puestos a disposición del Ayuntamiento por el párroco D. Francisco Muñoz de la Vera en el año 1.886”. Puesto a investigar en el Archivo Municipal, aparecen bastantes de éstos, p.e. la Carta del Alcalde de Móstoles (sobre la que hacemos mención especial en anexo de este trabajo) y otros que voy citando a lo largo de estas páginas. Algunos originales se han perdido y de otros me resulta muy difícil descifrarlos ya que, como advierto en el prólogo, no soy perito en la materia. De antes del siglo XIII (años 1.200), al que se refiere este compendio, podemos saber o imaginarnos algo a través de los pocos restos arqueológicos que se encuentran catalogados en el Archivo Municipal y por monedas y objetos romanos encontrados por los alrededores. Según entendidos en el tema, el nombre “Los Villares” (hay una cerca con este nombre en Cumbres de Enmedio) indica asentamientos romanos. Hay quien dice que lo que hoy se denomina “El Camino Largo”, en tiempos pasados tenía tipo de Calzada Romana. En dicho catálogo (Legajo 104, 2.11.2) se citan tumbas y yacimientos prehistóricos de la Edad del Bronce en la “Cerca del Aguila”, Sierra de Santa María, Cortijo de Gonzalo Gil, Risco de Los Bailones y Sierra Gorda.Asentamientos y necrópolis romanas en la Llano de Burgos (entre Pelos Negros y el Múrtiga), galería de la “Huerta del Cebollar” y bajos de la Sierra del Alamo (siglos III-IV antes de Cristo).De época medieval (siglos XIII y sgtes.), aparte de escoriales cerca del Castillo de Torres (p.e. “Cerca la Monea) que sirvieron para fundición de hierro, destaca lo que fueron enterramientos en el Cortijo de “Aguacho”, reseñando que puede ser una necrópolis (cementerio) de un asentamiento cercano, posiblemente “la Aldea de La Aliseda”. ¿Quiere esto decir que en La Aliseda hubo una aldea o asentamiento medieval? En el citado catálogo no está reseñado de forma expresa el lugar exacto, pero sí dice “cerca de la aldea de La Aliseda” como dándolo por cierto. Los actuales dueños de la finca corroboran que se encuentran restos de construcciones o tumbas en los alrededores. También se encuentran repartidos por el término algunos restos de minas y bastantes hornos de cal de obra. Algunos autores explican el origen de la población a partir del yacimiento de Nertóbriga (en la Beturia céltica), en Fregenal de la Sierra, que en la dominación romana se llamaría Concordia Julia Nertóbriga. Al destruirse o abandonarse este núcleo a finales del siglo V, sus habitantes se trasladarían del Valle refugiándose en zonas cercanas más altas, originando así pequeñas aldeas, que podrían ser las “Cumbres”. Posteriormente se poblaría por pastores bereberes, dado el carácter orográfico de la zona, propio para el pastoreo. “De los tiempos finales de los Reinos de Taifas andalusíes, el de Niebla es el que nos interesa, ya que a comienzos del Siglo XIII éste se extendía desde el Cabo de San Vicente hasta la desembocadura del Guadalquivir, limitando al N. con Sierra Morena y al E. con el Reino de Sevilla. Este primitivo ámbito territorial quedó reducido al espacio geográfico comprendido entre el río Odiel y el Aljarafe cuando en tiempos del Rey Sancho II, y en concreto entre los años 1.238 y 1.240, la Orden del Hospital ocupó Serpa, Moura, Aracena y Aroche, y la Orden de Santiago recibió Ayamonte, Mértola y Alájar. Estas conquistas iban a abrir una cruda y prolongada polémica fronteriza entre Castilla y Portugal a ambos lados del Guadiana, pues ambos reinos no tenían firmado ningún tratado de expansión y por ello los límites fronterizos tenían que ser, y de hecho lo fueron, imprecisos. Esta polémica fronteriza se prolongó durante varios siglos afectando de forma directa y penosa a toda la Sierra de Aroche. Caída Sevilla en manos cristianas en 1.248, iba a convertirse en el centro de poder del que dependería toda esta zona que, desde un primer momento fue tierra de realengo, esto es, sometida a la jurisdicción directa de la corona, encontrándose no obstante, rodeada por las tierras extremeñas de la Orden de Santiago al Norte, y por los dominios del Conde de Niebla al Sur. Aún ante el avance señorial de los siglos XVII y XVIII, se mantuvo siempre bajo jurisdicción real” (M. M.). “De inmediato a la conquista de Sevilla por el rey Fernando III de Castilla en 1.248, se funda la Parroquia de San Bartolomé en el año 1.249, “provista durante ocho meses por el Rey y en los cuatro restantes por el diocesano” (Madoz). Esto lo confirma la obra de Joaquín Hazañas por la que “sabemos que Cumbres de San Bartolomé existe ya en el Siglo XIII – o se funda en esa época -, como perteneciente al provisorato de Aracena, en unión de las otras Cumbres, La Nava, Cortegana y Encinasola, y todas ellas, al Arcedianato de Reina, a raiz de la reorganización eclesiástica propiciada por Don Remondo, primer Obispo de Sevilla, tras la expulsión de los musulmanes de la Ciudad de la Giralda. Y, en efecto, el nombre de San Bartolomé, título de su Parroquia y sobrenombre del pueblo, corresponde al apóstol que Cristo a una de las o iglesias sevillanas de repoblación allá por el año 1.248. Será venerado también en Santa Olalla del Cala y Alájar” (Rodolfo Recio Moya). Por tanto, parece totalmente cierta la tradición oral por la que esta “Cumbres” se llamaba antes “Cumbres de Abajo ó Cumbres Bajas”, nombre que aún persiste. “Al haberse mantenido siempre bajo jurisdicción real, en 1.255 Aroche recibió el Fuero (Corpus jurídico y administrativo) de manos de Alfonso X. Muerto éste en 1.284, el nuevo rey, Sancho IV, se encargó de proseguir la labor defensiva de su padre, preocupándose de que el Concejo de Sevilla construyese en el año 1.293 fortalezas en sus villas serranas de Santa Olalla, Aroche y Las Cumbres “para que la Sierra pueda ser guardada muy bien”. Hemos por tanto de situar la construcción del Castillo principal de Cumbres Mayores y la Fortaleza de Cumbres de San Bartolomé hacia la última década del siglo XIII. En el siglo siguiente, en 1.334, Alfonso XI revitalizó el sistema defensivo de la Sierra contra Portugal, designando alcaides para las fortalezas de Torres, Encinasola, etc.” (M. M.)

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